Si quisieras dejarme pordríamos convertir la brisa en viento de bolsillo
pensar tan solo un color y convertir nuestro camino en un prado de rosas.
Tiritar ante la idea de un manto helado y abrazar la idea de tenerte por siempre.
Tomar la espuma más blanca y disfrutar de la bruma entre la arena
En cada sombra jugar con la inocencia perdida
y el besarte una vez más tras esos árboles caídos.
Y si alguna vez escapas de mis pequeñas manos,
el invierno quizá me tape y me mezcle con las ramas...
Blancuzcos mis ojos cansen de llorar por más inundada mi alma.
Puedo llegar a cambiar quien soy, pero jamás olvidar quien sos vos.
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