
Caian las lágrimas y así los recuerdos. Caían, caían. Lejanos y tan cerca.
Quemaban mi cuerpo como el agua fresca. Dolía como la sonrisa de un hada.
Volaba tan cerca del piso, arrastrandome. Y mientras lloraba, caía.
Caían mis lágrimas y también mi cuerpo. Él dejaba a mi alma libre.
Mi alma caía utilizando de transporte a las gotas que delimitaban mi rostro destruido y feliz.
Caían, caían.
A medida que iban recorriendo mi cuello, a medida que me inundaba, quería llorar más. Quería un río. Quería un mar. Quería regalarte un océano. Una sonrisa.
Caían las lágrimas y así los recuerdos. Caían, caían. Lejanos y tan cerca. Caían y
a medida que recorrian mi cuerpo dolorido y vivo esos recuerdos entraban por mi piel. Caían, dentro de mí. Caían y mi alma se acomodaba de nuevo, cerquita de mi corazón.
Caían las lágrimas todavía. Los recuerdos ya no solo caían. Caían y volvían a subir. Me recorrian el cuerpo y me hacían cosquillas. Sentía el brillo de mi alma jugueteando en mi sangre, en mi pies, mis rodillas, mis piernas, mi cadera, mi cintura...Se esparcía esa luz por mi cuerpo convirtiendome en una pluma, frágil, suave. Mis dedos, mis brazos,mis codos,mi pecho, mi cuello... mi boca,mi nariz,mis mejillas... mis ojos.
Caían las lágrimas todavía. Los recuerdos ya no solo caían. Caían y volvían a subir. Me recorrian el cuerpo y me hacían cosquillas. Sentía el brillo de mi alma jugueteando en mi sangre, en mi pies, mis rodillas, mis piernas, mi cadera, mi cintura...Se esparcía esa luz por mi cuerpo convirtiendome en una pluma, frágil, suave. Mis dedos, mis brazos,mis codos,mi pecho, mi cuello... mi boca,mi nariz,mis mejillas... mis ojos.
Caían las lágrimas todavia, pero yo sonreía.
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